Coloquialmente, un workahólico o por su nombre orginal en inglés, workaholic[1] es una persona a quien le gusta, ama y es adicta al trabajo. No hay una definición médica para tal condición, emparentada con el síndrome del quemado o burn out y el karōshi. Sin embargo algunas formas de estrés, y desórdenes de personalidad obsesivos-compulsivos pueden estar relacionados con el trabajo. Aunque el término workaholic generalmente tiene una connotación negativa, se usa a veces para personas que expresan fuerte motivación hacia una carrera u oficio. El “trabajo” en cuestión, usualmente asociado a un empleo pagado, puede también hacer referencia a actividades tales como deportes, música, artes, o adicción a Internet, a través del mantenimiento de una página o un espacio, personal u organizacional.
El nombre como tal deriva del término alcohólico. El primer registro de su utilización data de 1968 en una imprenta, luego popularizado en 1971 por Wayne Oates, en su libro Confesiones de un workaholic .
Pero el término no obtuvo mucha difusión, sino hasta la década de 1990, donde se expandió gracias a su relación con las teorías de auto ayuda, movimiento centrado en las adicciones, formando analogías entre las conductas dañinas socialmente como la adicción al trabajo y drogadicción, incluyendo la adicción al alcohol. Aunque el término workaholic no es una acepción admitida dentro de la terminología psicológica, se ha extendido para referirse a aquellas personas quienes pierden su tiempo en el trabajo, o problemas relacionados al mismo, quienes llevan una vida muy ajetreada y que va en detrimento con su salud y funciones fisiológicas, vidas sociales, familiares y personales o sencillamente contra su tiempo libre..
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