Antes de recibir a un paciente recordemos invocar al Espíritu Santo, para que nos conceda la gracia de la sanidad y los dones de ciencia, consejo, entendimiento y humildad.
Solo con la ayuda de Dios, nuestros pacientes saldrán adelante y sus sufrimientos serán aliviados.
Por eso no dejemos la oración por nuestros enfermos. Recordémoslos no solo antes que ingresen a la consulta, sino también en nuestra eucaristía en lo posible diaria y nuestras oraciones junto al Sagrario. Allí el Señor obrara en cada sufriente y le dará la sanacion.
Tenemos un compromiso, y solos no podemos hacer nada. Si nos ponemos al servicio de Dios, El se encargara de lo que nosotros no podemos.
un abrazo
Adriana
Pidamos siempre la dicha de la humildad.
Ensénanos, San José,
cómo se es "no protagonista",
cómo se avanza sin pisotear,
cómo se colabora sin imponerse,
cómo se ama sin reclamar.
Dinos, José,
cómo se vive siendo "número dos",
cómo se hacen cosas fenomenales
desde un segundo puesto.
Explícanos
cómo se es grande sin exhibirse,
cómo se lucha sin aplauso,
cómo se avanza sin publicidad,
cómo se persevera y se muere uno
sin esperanza de que le
hegan un homenaje.
sábado, 25 de diciembre de 2010
jueves, 26 de agosto de 2010
Éxito profesional y realización personal: no es lo mismo
Autor: Jorge Enrique Mújica
El caso de la periodista alemana Eva Herman lleva a reflexionar sobre la relación entre familia, trabajo y felicidad
Éxito profesional y realización personal: no es lo mismo
Éxito profesional y realización personal: no es lo mismo
Se llama Eva Herman y fue una de las más afamadas periodistas de la televisión alemana. Progre perfecta en su juventud, renunció a una familia para poder llevar adelante su profesión.
Hoy es portavoz de un vigoroso movimiento europeo que reivindica la maternidad. Hace algunas semanas ofreció una entrevista al diario barcelonés La Vanguardia (cf. 2 de abril de 2008) y en ella puso de manifiesto la instrumentalización del feminismo como medio de explotación de la mujer que las hace menos ellas.
Las respuestas dan pie a unas cuantas reflexiones sobre este mismo tema cuyas consecuencias (madres que lo son a edades avanzadas, mujeres que renuncian a la maternidad so pretexto del trabajo y el éxito, familias desunidas, niños que no conviven con sus padres, madres solteras, etc.) son perceptibles y acusan un adecuado y claro trato.
¿Se puede ser madre y profesional?
Posiblemente uno de los dilemas con el que se encuentra la mujer profesional con mayor frecuencia, es el de ejercer su carrera o echarla en saco roto. Desde un inicio se enfatiza todo el tiempo, esfuerzo y dinero invertido en los estudios, como fijando desde un comienzo que sólo se puede seguir una de las dos posibilidades y haciendo aparecer en desventaja a la maternidad.
Eva Herman destaca en una de sus respuestas este afán por parte de los empleadores, de algunas feministas y del integrismo de izquierda, al “intentar convencernos de que nos hacen un gran favor al librarnos de las servidumbres del hogar”.
Y en otro lugar declara: “Me di cuenta demasiado tarde de la estafa capitalista y progre del sistema. Durante 25 años quise ser la mejor: fui presentadora de televisión y a los 38 años, casi fuera de tiempo, por fin me decidí a tener un hijo. ¡Cuánto me arrepiento de no haberme dedicado más al hogar y a los hijos que pude tener!”
Una explotación sutil
Muchas mujeres, sobre todo las más jóvenes, que están a la caza del éxito y de la fama, no perciben el yugo al que quedan sometidas cuando aceptan renunciar a lo que es parte de su propia naturaleza, de sus propios dones, a su femineidad.
Contrariamente a la imagen chusca, errónea y caricaturesca de una madre reducida a poco más que esclava familiar, son pocas las que han logrado percibir la belleza del ejercer como tales y la explotación que de ellas hacen quienes las privan del don invaluable de la maternidad dentro de la única familia posible entre varón y hembra.
Ofreciéndoles salarios aparentemente buenos, mientras son jóvenes, y cegadas ya por el dinero, ya por la buena posición momentánea, dejan de lado el pensar en los hijos, en un compromiso matrimonial: en clave de responsabilidad.
No sin razón, Eva apuntó: “mi madre sólo se dedicó a sus hijos y nosotros la cuidamos hasta el fin. ¿Quién dará cariño en su vejez a la mujer que lo da todo por la empresa? ¿Cree que su empresario irá a verla al asilo?”.
La belleza de la maternidad en el momento adecuado
Es verdad que muchas mujeres no renuncian abiertamente a la maternidad y todo lo que ella implica (obviamente colocamos la maternidad dentro del marco familiar donde se demuestra auténticamente esa belleza).
Las más de las veces sólo es “postergar” a un mejor momento. Pero, ¿cuál es ese mejor momento? Eva Herman recuerda que tener hijos después de cierta edad es forzar la evolución natural de los vínculos afectivos: violar la naturaleza con métodos artificiales y castigar a los niños a tener padres con edades inadecuados.
“¿Por qué forzar la naturaleza? ¿Por qué no tener hijos cuando el cuerpo está preparado? ¿Sólo a cambio de quemarnos en un trabajo que sólo hará ricos a los empresarios? ¿Qué agradecerá más nuestro hijo, la carrera de mamá o tener más salud por haber sido parido a la edad adecuada?”, dice Eva.
La femineidad designa la capacidad humana de vivir para el otro y gracias al otro. Ciertamente las políticas actuales favorecen muy poco una valoración adecuada de los dones propios de la mujer, más concretamente de la belleza que entraña ser madre. Se está olvidando que si el mundo quiere ser verdaderamente un hogar común de paz debe ayudar a quien a su vez ayudará a lograr ese objetivo.
Por ello es necesario ponderar el trabajo desarrollado por la mujer en la familia e incluso buscar iniciativas de ley que protejan y remuneren a aquellas que han elegido libremente dedicar la totalidad de su tiempo al trabajo doméstico sin ser estigmatizadas socialmente.
La mujer trabajadora también merece horarios adecuados que no la hagan sentirse obligada a elegir entre familia y vida profesional. Se debe lograr que la madre pueda dedicarse, si lo desea, tanto al trabajo como al cuidado de los hijos.
Cuanto Eva Herman respondió a la entrevista de La Vanguardia, no es una opinión más. Como ella misma dijo, su opinión está basada en la Biblia porque además de estar escrito en ese libro sagrado, también lo está en la biología y, por lo tanto, en la naturaleza de todas las mujeres. La experiencia de Eva, y su valentía para referir cuanto ha expresado, son de ayuda y orientación para muchas mujeres que buscan luz en medio de una sociedad que les incita a no ser ellas mismas.
El caso de la periodista alemana Eva Herman lleva a reflexionar sobre la relación entre familia, trabajo y felicidad
Éxito profesional y realización personal: no es lo mismo
Éxito profesional y realización personal: no es lo mismo
Se llama Eva Herman y fue una de las más afamadas periodistas de la televisión alemana. Progre perfecta en su juventud, renunció a una familia para poder llevar adelante su profesión.
Hoy es portavoz de un vigoroso movimiento europeo que reivindica la maternidad. Hace algunas semanas ofreció una entrevista al diario barcelonés La Vanguardia (cf. 2 de abril de 2008) y en ella puso de manifiesto la instrumentalización del feminismo como medio de explotación de la mujer que las hace menos ellas.
Las respuestas dan pie a unas cuantas reflexiones sobre este mismo tema cuyas consecuencias (madres que lo son a edades avanzadas, mujeres que renuncian a la maternidad so pretexto del trabajo y el éxito, familias desunidas, niños que no conviven con sus padres, madres solteras, etc.) son perceptibles y acusan un adecuado y claro trato.
¿Se puede ser madre y profesional?
Posiblemente uno de los dilemas con el que se encuentra la mujer profesional con mayor frecuencia, es el de ejercer su carrera o echarla en saco roto. Desde un inicio se enfatiza todo el tiempo, esfuerzo y dinero invertido en los estudios, como fijando desde un comienzo que sólo se puede seguir una de las dos posibilidades y haciendo aparecer en desventaja a la maternidad.
Eva Herman destaca en una de sus respuestas este afán por parte de los empleadores, de algunas feministas y del integrismo de izquierda, al “intentar convencernos de que nos hacen un gran favor al librarnos de las servidumbres del hogar”.
Y en otro lugar declara: “Me di cuenta demasiado tarde de la estafa capitalista y progre del sistema. Durante 25 años quise ser la mejor: fui presentadora de televisión y a los 38 años, casi fuera de tiempo, por fin me decidí a tener un hijo. ¡Cuánto me arrepiento de no haberme dedicado más al hogar y a los hijos que pude tener!”
Una explotación sutil
Muchas mujeres, sobre todo las más jóvenes, que están a la caza del éxito y de la fama, no perciben el yugo al que quedan sometidas cuando aceptan renunciar a lo que es parte de su propia naturaleza, de sus propios dones, a su femineidad.
Contrariamente a la imagen chusca, errónea y caricaturesca de una madre reducida a poco más que esclava familiar, son pocas las que han logrado percibir la belleza del ejercer como tales y la explotación que de ellas hacen quienes las privan del don invaluable de la maternidad dentro de la única familia posible entre varón y hembra.
Ofreciéndoles salarios aparentemente buenos, mientras son jóvenes, y cegadas ya por el dinero, ya por la buena posición momentánea, dejan de lado el pensar en los hijos, en un compromiso matrimonial: en clave de responsabilidad.
No sin razón, Eva apuntó: “mi madre sólo se dedicó a sus hijos y nosotros la cuidamos hasta el fin. ¿Quién dará cariño en su vejez a la mujer que lo da todo por la empresa? ¿Cree que su empresario irá a verla al asilo?”.
La belleza de la maternidad en el momento adecuado
Es verdad que muchas mujeres no renuncian abiertamente a la maternidad y todo lo que ella implica (obviamente colocamos la maternidad dentro del marco familiar donde se demuestra auténticamente esa belleza).
Las más de las veces sólo es “postergar” a un mejor momento. Pero, ¿cuál es ese mejor momento? Eva Herman recuerda que tener hijos después de cierta edad es forzar la evolución natural de los vínculos afectivos: violar la naturaleza con métodos artificiales y castigar a los niños a tener padres con edades inadecuados.
“¿Por qué forzar la naturaleza? ¿Por qué no tener hijos cuando el cuerpo está preparado? ¿Sólo a cambio de quemarnos en un trabajo que sólo hará ricos a los empresarios? ¿Qué agradecerá más nuestro hijo, la carrera de mamá o tener más salud por haber sido parido a la edad adecuada?”, dice Eva.
La femineidad designa la capacidad humana de vivir para el otro y gracias al otro. Ciertamente las políticas actuales favorecen muy poco una valoración adecuada de los dones propios de la mujer, más concretamente de la belleza que entraña ser madre. Se está olvidando que si el mundo quiere ser verdaderamente un hogar común de paz debe ayudar a quien a su vez ayudará a lograr ese objetivo.
Por ello es necesario ponderar el trabajo desarrollado por la mujer en la familia e incluso buscar iniciativas de ley que protejan y remuneren a aquellas que han elegido libremente dedicar la totalidad de su tiempo al trabajo doméstico sin ser estigmatizadas socialmente.
La mujer trabajadora también merece horarios adecuados que no la hagan sentirse obligada a elegir entre familia y vida profesional. Se debe lograr que la madre pueda dedicarse, si lo desea, tanto al trabajo como al cuidado de los hijos.
Cuanto Eva Herman respondió a la entrevista de La Vanguardia, no es una opinión más. Como ella misma dijo, su opinión está basada en la Biblia porque además de estar escrito en ese libro sagrado, también lo está en la biología y, por lo tanto, en la naturaleza de todas las mujeres. La experiencia de Eva, y su valentía para referir cuanto ha expresado, son de ayuda y orientación para muchas mujeres que buscan luz en medio de una sociedad que les incita a no ser ellas mismas.
La importancia del padre en la autoridad y la dignidad personal
Autor: Nicolás Schwizer | Fuente: almas
La renovación de la familia exige la reconquista de nuestra paternidad
La importancia del padre en la autoridad y la dignidad personal
La importancia del padre en la autoridad y la dignidad personal
La importancia del padre en la autoridad y la dignidad personal
1. La autoridad. El vínculo a Dios es, el más importante. Pero el camino hacia Dios pasa por una sana vinculación a los padres. A través de ellos, el niño se forjará su vivencia e imagen fundamental de la autoridad.
Si la vivencia es positiva, entenderá la autoridad como poder de amor y de servicio, protector y estimulante del propio crecimiento. A través de una vivencia negativa de los padres, verá la autoridad como poder opresor, injusto, violento y temible. La primera experiencia condiciona la futura relación a toda autoridad: Dios, sacerdotes, profesores, jefes de trabajo o de la política.
2. La dignidad personal. De esta experiencia de la autoridad de los propios padres depende otra, sumamente importante: la experiencia de la propia dignidad personal.
Esta condiciona de modo profundo la seguridad existencial, la capacidad de amar y la creatividad de la persona. Quien no se sienta digno y valioso, será un eterno inseguro frente a la vida, un acomplejado, incapaz de aceptarse y amarse a sí mismo. Tampoco será capaz de amar a los demás. Porque no podrá reconocer serenamente los valores de los otros, sin ver en ellos rivales que despiertan su envidia, que lo ponen a la defensiva o que busca destruir para afirmarse a costa de ellos. Todos conocemos a personas de este tipo, con quienes es difícil o imposible convivir. Inseguros, tampoco se animarán a desplegar sus talentos personales, retrocederán ante los obstáculos, no asumirán con gusto las tareas que tengan por delante.
3. Nuestra tarea de padres. Una conciencia sana de la propia dignidad surge de un solo modo: sintiéndose amado, especialmente por los propios papás.
Nuestra gran tarea de padres es dar este amor a nuestros hijos, a través de hechos concretos:
Dedicándoles tiempo para hablar y jugar con ellos, prefiriendo escucharlos a ellos antes que al televisor, acariciándolos, preocupándonos por sus necesidades y anhelos, etc.
Con esto les decimos: Ustedes valen, son para nosotros lo más precioso que tenemos, mucho más que las cosas y el dinero. Tienen una dignidad única: son personas y son nuestros hijos. Y ellos lo van a creer, porque lo sienten en cada momento. Se van a sentir de verdad personas (y no cosas) y van a atreverse a mirar la vida sin miedo. Podrán, a lo largo de su vida, vivir una sana vinculación con ellos mismos, con el prójimo y con el trabajo.
4. El padre. Todo esto que suena tan hermoso es muy difícil de realizar. El problema afecta, sobre todo, al padre. Porque la madre posee mucho más sentido para la relación personal. Su unión física de nueve meses con el hijo, se traduce normalmente después en una vinculación afectiva profunda. El padre, en cambio, se identifica mucho más con los valores funcionales e impersonales del mundo del trabajo.
Le gustan el cambio, la velocidad, la eficacia. Le cuestan el diálogo personal, el cultivo lento y paciente de un vínculo de amor. En el hogar es, generalmente, más distante que la madre.
5. El desafío. La renovación de la familia exige la reconquista de nuestra paternidad. Sin ello, nunca seremos hombres capaces de crear un mundo nuevo, un mundo realmente humano. Sin rescate de la paternidad, nunca seremos hijos felices, verdaderos hermanos y cristianos plenos.
La renovación de la familia exige la reconquista de nuestra paternidad
La importancia del padre en la autoridad y la dignidad personal
La importancia del padre en la autoridad y la dignidad personal
La importancia del padre en la autoridad y la dignidad personal
1. La autoridad. El vínculo a Dios es, el más importante. Pero el camino hacia Dios pasa por una sana vinculación a los padres. A través de ellos, el niño se forjará su vivencia e imagen fundamental de la autoridad.
Si la vivencia es positiva, entenderá la autoridad como poder de amor y de servicio, protector y estimulante del propio crecimiento. A través de una vivencia negativa de los padres, verá la autoridad como poder opresor, injusto, violento y temible. La primera experiencia condiciona la futura relación a toda autoridad: Dios, sacerdotes, profesores, jefes de trabajo o de la política.
2. La dignidad personal. De esta experiencia de la autoridad de los propios padres depende otra, sumamente importante: la experiencia de la propia dignidad personal.
Esta condiciona de modo profundo la seguridad existencial, la capacidad de amar y la creatividad de la persona. Quien no se sienta digno y valioso, será un eterno inseguro frente a la vida, un acomplejado, incapaz de aceptarse y amarse a sí mismo. Tampoco será capaz de amar a los demás. Porque no podrá reconocer serenamente los valores de los otros, sin ver en ellos rivales que despiertan su envidia, que lo ponen a la defensiva o que busca destruir para afirmarse a costa de ellos. Todos conocemos a personas de este tipo, con quienes es difícil o imposible convivir. Inseguros, tampoco se animarán a desplegar sus talentos personales, retrocederán ante los obstáculos, no asumirán con gusto las tareas que tengan por delante.
3. Nuestra tarea de padres. Una conciencia sana de la propia dignidad surge de un solo modo: sintiéndose amado, especialmente por los propios papás.
Nuestra gran tarea de padres es dar este amor a nuestros hijos, a través de hechos concretos:
Dedicándoles tiempo para hablar y jugar con ellos, prefiriendo escucharlos a ellos antes que al televisor, acariciándolos, preocupándonos por sus necesidades y anhelos, etc.
Con esto les decimos: Ustedes valen, son para nosotros lo más precioso que tenemos, mucho más que las cosas y el dinero. Tienen una dignidad única: son personas y son nuestros hijos. Y ellos lo van a creer, porque lo sienten en cada momento. Se van a sentir de verdad personas (y no cosas) y van a atreverse a mirar la vida sin miedo. Podrán, a lo largo de su vida, vivir una sana vinculación con ellos mismos, con el prójimo y con el trabajo.
4. El padre. Todo esto que suena tan hermoso es muy difícil de realizar. El problema afecta, sobre todo, al padre. Porque la madre posee mucho más sentido para la relación personal. Su unión física de nueve meses con el hijo, se traduce normalmente después en una vinculación afectiva profunda. El padre, en cambio, se identifica mucho más con los valores funcionales e impersonales del mundo del trabajo.
Le gustan el cambio, la velocidad, la eficacia. Le cuestan el diálogo personal, el cultivo lento y paciente de un vínculo de amor. En el hogar es, generalmente, más distante que la madre.
5. El desafío. La renovación de la familia exige la reconquista de nuestra paternidad. Sin ello, nunca seremos hombres capaces de crear un mundo nuevo, un mundo realmente humano. Sin rescate de la paternidad, nunca seremos hijos felices, verdaderos hermanos y cristianos plenos.
Placeres que conducen a la psicosis
Autor: Plinio Corrêa de Oliveira
Placeres que conducen a la psicosis, distracciones que preparan para el trabajo
Las atracciones de este género son hechas para excitar, arrastrar, hacer delirar a las personas. Ellas crean una sed de placeres siempre más violentos, emociones siempre más fuertes, vibraciones siempre más intensas
Todos los sociólogos deploran la exasperada concentración demográfica en los grandes centros modernos. Y señalan como una de las razones de este hecho la atracción que las diversiones de las ciudades, muy desarrolladas, ejercen sobre el alma simple del hombre del campo.
Iluminación pública espléndida, zona comercial muy concurrida de día, decorada de vitrinas resplandecientes por la noche, cines con anuncios atractivos, bares, boites, confiterías, restaurantes, bares con la radio violentamente sintonizada y centelleantes de luces. En fin, atracciones para todos los gustos, todos los bolsillos, todos los vicios. Es el cuadro hoy ya trivial, de la megalópolis moderna, de que Río de Janeiro y Sao Paulo nos ofrecen ejemplo típico.
Las atracciones de este género son hechas para excitar, arrastrar, hacer delirar a las personas. Ellas crean una sed de placeres siempre más violentos, emociones siempre más fuertes, vibraciones siempre más intensas. Y es así que «descansa» un pobre hombre que trabajó pesadamente todo el día.
La distensión de los placeres castos y tranquilos del hogar, o de una vida razonable, temperante, tranquila, parecen a los viciados en las excitaciones de las megalópolis de un tedio insoportable.
Y, así, sólo la intemperancia, la excitación y el vicio divierten. ¿Es de admirar que en ese ambiente sean tantos los pecados, tan terribles las psicosis?
Nuestra fotografía presenta uno de los miles, mejor dicho de los millones, de aspectos que esa excitación presenta. Al lado de un joven robusto que grita en un rictus que tiene algo de entusiasmo, algo de gemido, algo de imprecación, una joven sonríe encantada, entusiasmada, como que sintiendo deslizarse un deleite interior en todos sus nervios, y otro joven, sumamente atento, utiliza una revista como corneta. Son tres jóvenes que «descansan» divirtiéndose. ¿Con qué? ¿Un match? ¿Un torneo? No … ¡Oyen jazz !
Esta es una manifestación extrema de un hecho psicológico que en proporciones más discretas es común. Si así se vibra con el jazz, ¿Qué decir con las vibraciones provocadas por el cine, por la radio, por el deporte? ¿No es precisamente así, que las almas acaban por perder el gusto por el hogar y por el trabajo, o por caer en la psicosis?
En la taberna de una popular aldea Alemana, terminada la faena diaria, cinco campesinos se divierten oyendo una lectura comentada, que uno de ellos les hace a la luz de un candelero. Hombres de mediana edad, fuertes, sanos, que encuentran un placer inteligente y lleno de espíritu, en esta cosa tan agradable y tan simple que es una lectura hecha con verve en una rueda de compañeros que saben analizar, comentar, sonreír. Placer sin gastos, tranquilo, tonificante, que distrae sin viciar, y prepara el hombre para nuevos esfuerzos, por medio de una sabia distensión.
Nótese que no se trata de intelectuales, sino de unos simples campesinos, los cuales todavía aprecian este placer supremo de los antiguos, hoy casi extinguido, esto es, una buena conversación.
Pero ese ambiente espiritual y recto tiene que resultar de condiciones generales de vida. Si esos hombres hubiesen pasado el día entero trabajando en un ambiente agitado, si hubiesen viajado horas en un tren de suburbio, si al lado de su calma y decente «brauerei» hubiese un cine «deslumbrante», y la radio de la taberna vecina estuviese llenando la manzana con las noticias perturbadoras de la política, o de las crisis económicas, describiendo el último crimen, o difundiendo un jazz «electrizante», ¿Podrían ellos conversar y descansar así?
¿No hay algo muy profundo para cambiar, en estas condiciones generales de la existencia moderna?
Placeres que conducen a la psicosis, distracciones que preparan para el trabajo
Las atracciones de este género son hechas para excitar, arrastrar, hacer delirar a las personas. Ellas crean una sed de placeres siempre más violentos, emociones siempre más fuertes, vibraciones siempre más intensas
Todos los sociólogos deploran la exasperada concentración demográfica en los grandes centros modernos. Y señalan como una de las razones de este hecho la atracción que las diversiones de las ciudades, muy desarrolladas, ejercen sobre el alma simple del hombre del campo.
Iluminación pública espléndida, zona comercial muy concurrida de día, decorada de vitrinas resplandecientes por la noche, cines con anuncios atractivos, bares, boites, confiterías, restaurantes, bares con la radio violentamente sintonizada y centelleantes de luces. En fin, atracciones para todos los gustos, todos los bolsillos, todos los vicios. Es el cuadro hoy ya trivial, de la megalópolis moderna, de que Río de Janeiro y Sao Paulo nos ofrecen ejemplo típico.
Las atracciones de este género son hechas para excitar, arrastrar, hacer delirar a las personas. Ellas crean una sed de placeres siempre más violentos, emociones siempre más fuertes, vibraciones siempre más intensas. Y es así que «descansa» un pobre hombre que trabajó pesadamente todo el día.
La distensión de los placeres castos y tranquilos del hogar, o de una vida razonable, temperante, tranquila, parecen a los viciados en las excitaciones de las megalópolis de un tedio insoportable.
Y, así, sólo la intemperancia, la excitación y el vicio divierten. ¿Es de admirar que en ese ambiente sean tantos los pecados, tan terribles las psicosis?
Nuestra fotografía presenta uno de los miles, mejor dicho de los millones, de aspectos que esa excitación presenta. Al lado de un joven robusto que grita en un rictus que tiene algo de entusiasmo, algo de gemido, algo de imprecación, una joven sonríe encantada, entusiasmada, como que sintiendo deslizarse un deleite interior en todos sus nervios, y otro joven, sumamente atento, utiliza una revista como corneta. Son tres jóvenes que «descansan» divirtiéndose. ¿Con qué? ¿Un match? ¿Un torneo? No … ¡Oyen jazz !
Esta es una manifestación extrema de un hecho psicológico que en proporciones más discretas es común. Si así se vibra con el jazz, ¿Qué decir con las vibraciones provocadas por el cine, por la radio, por el deporte? ¿No es precisamente así, que las almas acaban por perder el gusto por el hogar y por el trabajo, o por caer en la psicosis?
En la taberna de una popular aldea Alemana, terminada la faena diaria, cinco campesinos se divierten oyendo una lectura comentada, que uno de ellos les hace a la luz de un candelero. Hombres de mediana edad, fuertes, sanos, que encuentran un placer inteligente y lleno de espíritu, en esta cosa tan agradable y tan simple que es una lectura hecha con verve en una rueda de compañeros que saben analizar, comentar, sonreír. Placer sin gastos, tranquilo, tonificante, que distrae sin viciar, y prepara el hombre para nuevos esfuerzos, por medio de una sabia distensión.
Nótese que no se trata de intelectuales, sino de unos simples campesinos, los cuales todavía aprecian este placer supremo de los antiguos, hoy casi extinguido, esto es, una buena conversación.
Pero ese ambiente espiritual y recto tiene que resultar de condiciones generales de vida. Si esos hombres hubiesen pasado el día entero trabajando en un ambiente agitado, si hubiesen viajado horas en un tren de suburbio, si al lado de su calma y decente «brauerei» hubiese un cine «deslumbrante», y la radio de la taberna vecina estuviese llenando la manzana con las noticias perturbadoras de la política, o de las crisis económicas, describiendo el último crimen, o difundiendo un jazz «electrizante», ¿Podrían ellos conversar y descansar así?
¿No hay algo muy profundo para cambiar, en estas condiciones generales de la existencia moderna?
viernes, 13 de agosto de 2010
lunes, 24 de mayo de 2010
Adiccion altrabajo. Workaholico
Coloquialmente, un workahólico o por su nombre orginal en inglés, workaholic[1] es una persona a quien le gusta, ama y es adicta al trabajo. No hay una definición médica para tal condición, emparentada con el síndrome del quemado o burn out y el karōshi. Sin embargo algunas formas de estrés, y desórdenes de personalidad obsesivos-compulsivos pueden estar relacionados con el trabajo. Aunque el término workaholic generalmente tiene una connotación negativa, se usa a veces para personas que expresan fuerte motivación hacia una carrera u oficio. El “trabajo” en cuestión, usualmente asociado a un empleo pagado, puede también hacer referencia a actividades tales como deportes, música, artes, o adicción a Internet, a través del mantenimiento de una página o un espacio, personal u organizacional.
El nombre como tal deriva del término alcohólico. El primer registro de su utilización data de 1968 en una imprenta, luego popularizado en 1971 por Wayne Oates, en su libro Confesiones de un workaholic .
Pero el término no obtuvo mucha difusión, sino hasta la década de 1990, donde se expandió gracias a su relación con las teorías de auto ayuda, movimiento centrado en las adicciones, formando analogías entre las conductas dañinas socialmente como la adicción al trabajo y drogadicción, incluyendo la adicción al alcohol. Aunque el término workaholic no es una acepción admitida dentro de la terminología psicológica, se ha extendido para referirse a aquellas personas quienes pierden su tiempo en el trabajo, o problemas relacionados al mismo, quienes llevan una vida muy ajetreada y que va en detrimento con su salud y funciones fisiológicas, vidas sociales, familiares y personales o sencillamente contra su tiempo libre..
El nombre como tal deriva del término alcohólico. El primer registro de su utilización data de 1968 en una imprenta, luego popularizado en 1971 por Wayne Oates, en su libro Confesiones de un workaholic .
Pero el término no obtuvo mucha difusión, sino hasta la década de 1990, donde se expandió gracias a su relación con las teorías de auto ayuda, movimiento centrado en las adicciones, formando analogías entre las conductas dañinas socialmente como la adicción al trabajo y drogadicción, incluyendo la adicción al alcohol. Aunque el término workaholic no es una acepción admitida dentro de la terminología psicológica, se ha extendido para referirse a aquellas personas quienes pierden su tiempo en el trabajo, o problemas relacionados al mismo, quienes llevan una vida muy ajetreada y que va en detrimento con su salud y funciones fisiológicas, vidas sociales, familiares y personales o sencillamente contra su tiempo libre..
Mitomanía. Adiccion a mentir
Del griego mitos, mentira, y mania, modismo. Se define mitomanía como el trastorno psicológico consistente en mentir patológica y continuamente falseando la realidad y haciéndola más soportable; el mitómano sublima su impulso transformándolo en arte. El dramaturgo español Juan Ruiz de Alarcón expuso un modelo de esta patología en su obra La verdad sospechosa.
Tendencia morbosa a desfigurar, engrandeciendo la realidad de lo que se dice.
Con frecuencia, el enfermo, de carácter más bien paranoide, desfigura mentirosamente la propia idea que tiene de sí mismo, magnificándola (delirio de grandeza) o simplemente disfrazando unos humildes orígenes con mentiras de todo tipo, de forma que llega realmente a creerse su propia historia y se establece una gran distancia entre la imagen que tiene la persona de sí mismo y la imagen real. Muchos famosos (cantantes de pop, celebridades de diez minutos, etc.) han padecido esta dicotomía.
Si bien la mentira puede ser útil y es un comportamiento social frecuente, el mitómano se caracteriza por recurrir a esta conducta continuamente sin valorar las consecuencias, con tal de maquillar una realidad que considera inaceptable urdiendo todo tipo de sistemas delirantes. Esta característica está asociada a trastornos de personalidad graves y se puede relacionar con dos tipos de caracteres: por un lado, los necesitados de estimación, y por otro, los que sufren un trastorno de personalidad hipertímica, es decir, las personas que tienen un ánimo muy elevado (superficiales, frívolos, impacientes).
Algunos adolescentes padecen de este trastorno debido a su personalidad inestable. Es bueno señalar que esto mayormente se da en aquellos cuyos padres son excesivamente rígidos o exigentes con ellos.
Tendencia morbosa a desfigurar, engrandeciendo la realidad de lo que se dice.
Con frecuencia, el enfermo, de carácter más bien paranoide, desfigura mentirosamente la propia idea que tiene de sí mismo, magnificándola (delirio de grandeza) o simplemente disfrazando unos humildes orígenes con mentiras de todo tipo, de forma que llega realmente a creerse su propia historia y se establece una gran distancia entre la imagen que tiene la persona de sí mismo y la imagen real. Muchos famosos (cantantes de pop, celebridades de diez minutos, etc.) han padecido esta dicotomía.
Si bien la mentira puede ser útil y es un comportamiento social frecuente, el mitómano se caracteriza por recurrir a esta conducta continuamente sin valorar las consecuencias, con tal de maquillar una realidad que considera inaceptable urdiendo todo tipo de sistemas delirantes. Esta característica está asociada a trastornos de personalidad graves y se puede relacionar con dos tipos de caracteres: por un lado, los necesitados de estimación, y por otro, los que sufren un trastorno de personalidad hipertímica, es decir, las personas que tienen un ánimo muy elevado (superficiales, frívolos, impacientes).
Algunos adolescentes padecen de este trastorno debido a su personalidad inestable. Es bueno señalar que esto mayormente se da en aquellos cuyos padres son excesivamente rígidos o exigentes con ellos.
Cleptomanía robo compulsivo de objetos, sobretodo si son de alta gama
Cleptomanía es un trastorno del control de impulsos que lleva al robo compulsivo de objetos, sobretodo si son de alta gama
Cuando esta obsesión provoca excitación sexual, se utiliza el término sexópata con necesidad de robar cleptofilia. El cleptómano, a diferencia del ladrón, roba por necesidad de satisfacer un desorden mental, mientras que el último roba, por diversión, o necesidad de satisfacer un deseo material, económico o social llegando incluso al profesionalismo. Un ladrón puede pasar horas, días e incluso años planeando un gran golpe, mientras el cleptómano obedece generalmente a un impulso relativo dependiendo del lugar y tiempo en que se encuentre.
Cuando esta obsesión provoca excitación sexual, se utiliza el término sexópata con necesidad de robar cleptofilia. El cleptómano, a diferencia del ladrón, roba por necesidad de satisfacer un desorden mental, mientras que el último roba, por diversión, o necesidad de satisfacer un deseo material, económico o social llegando incluso al profesionalismo. Un ladrón puede pasar horas, días e incluso años planeando un gran golpe, mientras el cleptómano obedece generalmente a un impulso relativo dependiendo del lugar y tiempo en que se encuentre.
La Ludopatía
La Ludopatía o Ludomanía (Et: Del latín ludus, juego y del griego πάθεια, patheia, afección o padecimiento) es un impulso irreprimible de jugar a pesar de ser consciente de sus consecuencias y del deseo de detenerse. Se considera como un trastorno del control de los impulsos, y por ello la American Psychological Asociación no lo considera como una adicción.[1]
Si bien el sistema DSM (III, III-R y IV1) y la CIE-102 incluye este trastorno entre las alteraciones debidas a un bajo control de los impulsos, lo cierto es que los criterios diagnósticos operativos DSM tienen exactamente el mismo diseño que el de las adicciones a sustancias, lo que muestra la concepción subyacente para la enfermedad en ese sistema: se trata de un problema adictivo "sin sustancia" incluido en un apartado que no es el suyo.[2] Juego patológico Los casos extremos de ludopatía podrían cruzar la barrera del trastorno mental desencadenando lo que se conoce como "Juego Patológico". El juego patológico fue reconocido como trastorno psiquiátrico por el DSM-III, pero los criterios fueron reelaborados significativamente basándose en estudios a gran escala y métodos estadísticos en el DSM-IV. Según la definición de la Sociedad de Psiquiatría de Estados Unidos, el juego patológico es un trastorno del control de los impulsos, tratándose de una enfermedad mental crónica y progresiva.
De acuerdo con el DSM-IV, el juego patológico se define actualmente de manera separada a la de un episodio maniaco. Sólo cuando el juego se da de forma independiente de otros trastornos impulsivos, del pensamiento o del estado de ánimo se considera como una patología aparte. Para recibir el diagnóstico, el individuo debe cumplir al menos tres de los siguientes síntomas:
1. Preocupación. El sujeto tiene pensamientos frecuentes sobre experiencias relacionadas con el juego, ya sean presentes, pasadas o producto de la fantasía.
2. Tolerancia. Como en el caso de la tolerancia a las drogas, el sujeto requiere apuestas mayores o más frecuentes para experimentar la misma emoción.
3. Abstinencia. Inquietud o irritabilidad asociada con los intentos de dejar o reducir el juego.
4. Evasión. El sujeto juega para mejorar de su estado de ánimo o evadirse de los problemas.
5. Revancha. El sujeto intenta recuperar las pérdidas del juego con más juego.
6. Mentiras. El sujeto intenta ocultar las cantidades destinadas al juego mintiendo a su familia, amigos o terapeutas.
7. Pérdida del control. La persona ha intentado sin éxito reducir el juego.
8. Actos ilegales. La persona ha violado la ley para obtener dinero para el juego o recuperar las pérdidas.
9. Arriesgar relaciones significativas. La persona continúa jugando a pesar de que ello suponga arriesgar o perder una relación, empleo u otra oportunidad significativa.
10. Recurso a ajenos. La persona recurre a la familia, amigos o a terceros para obtener asistencia financiera como consecuencia del juego.
Si bien el sistema DSM (III, III-R y IV1) y la CIE-102 incluye este trastorno entre las alteraciones debidas a un bajo control de los impulsos, lo cierto es que los criterios diagnósticos operativos DSM tienen exactamente el mismo diseño que el de las adicciones a sustancias, lo que muestra la concepción subyacente para la enfermedad en ese sistema: se trata de un problema adictivo "sin sustancia" incluido en un apartado que no es el suyo.[2] Juego patológico Los casos extremos de ludopatía podrían cruzar la barrera del trastorno mental desencadenando lo que se conoce como "Juego Patológico". El juego patológico fue reconocido como trastorno psiquiátrico por el DSM-III, pero los criterios fueron reelaborados significativamente basándose en estudios a gran escala y métodos estadísticos en el DSM-IV. Según la definición de la Sociedad de Psiquiatría de Estados Unidos, el juego patológico es un trastorno del control de los impulsos, tratándose de una enfermedad mental crónica y progresiva.
De acuerdo con el DSM-IV, el juego patológico se define actualmente de manera separada a la de un episodio maniaco. Sólo cuando el juego se da de forma independiente de otros trastornos impulsivos, del pensamiento o del estado de ánimo se considera como una patología aparte. Para recibir el diagnóstico, el individuo debe cumplir al menos tres de los siguientes síntomas:
1. Preocupación. El sujeto tiene pensamientos frecuentes sobre experiencias relacionadas con el juego, ya sean presentes, pasadas o producto de la fantasía.
2. Tolerancia. Como en el caso de la tolerancia a las drogas, el sujeto requiere apuestas mayores o más frecuentes para experimentar la misma emoción.
3. Abstinencia. Inquietud o irritabilidad asociada con los intentos de dejar o reducir el juego.
4. Evasión. El sujeto juega para mejorar de su estado de ánimo o evadirse de los problemas.
5. Revancha. El sujeto intenta recuperar las pérdidas del juego con más juego.
6. Mentiras. El sujeto intenta ocultar las cantidades destinadas al juego mintiendo a su familia, amigos o terapeutas.
7. Pérdida del control. La persona ha intentado sin éxito reducir el juego.
8. Actos ilegales. La persona ha violado la ley para obtener dinero para el juego o recuperar las pérdidas.
9. Arriesgar relaciones significativas. La persona continúa jugando a pesar de que ello suponga arriesgar o perder una relación, empleo u otra oportunidad significativa.
10. Recurso a ajenos. La persona recurre a la familia, amigos o a terceros para obtener asistencia financiera como consecuencia del juego.
Adicciones relacionadas con actividades.La codependencia
La codependencia es una condición psicológica en la cual alguien manifiesta una excesiva, y a menudo inapropiada, preocupación por las dificultades de alguien más.El codependiente suele olvidarse de sí mismo para centrarse en los problemas del otro (su pareja, un familiar, un amigo, etc), es por eso que es muy común que se relacione con gente "problemática", justamente para poder rescatarla y crear de este modo un lazo que los una. Así es como el codependiente, al preocuparse por el otro, olvida sus propias necesidades y cuando la otra persona no responde como el codependiente espera, éste se frustra, se deprime e intenta controlarlo aún más. Con su constante ayuda, el codependiente busca generar, en el otro, la necesidad de su presencia, y al sentirse necesitado cree que de este modo nunca lo van a abandonar.
Es muy común que en una relación, el codependiente no pueda poner límites y sencillamente todo lo perdone, a pesar de que la otra persona llegue a herirlo de manera deliberada, esto es simplemente porque el codependiente confunde la "obsesión" y "adicción" que siente por el otro con un inmenso amor que todo lo puede. Por ende, el codependiente es incapaz de alejarse por sí mismo de una relación enfermiza, por más insana que ésta sea, y es muy común que lleguen a pensar que más allá de esa persona se acaba el mundo, hasta que reconocen su condición psicológica y el codependiente decide hacer algo para cambiar la manera en que vive y así, terminar con la codependencia o no volver a generar su codependencia en otras personas o en futuras relaciones.La codependencia consiste en estar total o casi totalmente centrados en una persona, un lugar o en algo fuera de nosotros mismos. La codependencia se caracteriza por una negación inconsciente de nuestras emociones. La negación es una respuesta humana natural a situaciones a las que no podemos hacer frente o que no podemos permitirnos sentir. Se origina en la niñez, dentro de un ambiente familiar no sano. Es nuestra forma de protegernos. Es un proceso inconsciente necesario para la supervivencia en determinadas circunstancias.
Un codependiente debe superar esta enfermedad psicológica para poder ser libre de elegir con quien relacionarse y, más aún, poner límites.
Tales conductas, que bien pueden aminorar el conflicto y facilitar las tensiones dentro de la familia en el corto plazo, son contraproducentes a largo plazo, dado que, en este caso, el codependiente está realmente apoyando (“facilitando”) el comportamiento adictivo de la persona de la cual es codependiente (p. ej esposo alcohólico).
La codependencia también puede ser un conjunto de conductas de inadaptación, compulsión, aprendidas por los miembros de una familia a fin de sobrevivir en una familia que experimenta una gran tensión y pena emocional causada, por ejemplo, por el alcoholismo u otra adicción de un miembro de la familia, abuso sexual o de otro tipo dentro de la familia, o una enfermedad crónica de un familiar, o fuerzas externas a la familia, como la pobreza.
Algunos síntomas de la codependencia son: conducta controladora, desconfianza, perfeccionismo, evitar hablar de los sentimientos, problemas de intimidad, comportamiento protector, hipervigilancia o malestar físico debido a stress. A menudo la codependencia va acompañada por depresión, ya que el codependiente sucumbe ante sentimientos de frustración o tristeza extrema por su incapacidad de realizar cambios en la vida de la otra persona (o personas) y puede llegar también a producir ataques de pánico en quienes lo padecen.
Es muy común que en una relación, el codependiente no pueda poner límites y sencillamente todo lo perdone, a pesar de que la otra persona llegue a herirlo de manera deliberada, esto es simplemente porque el codependiente confunde la "obsesión" y "adicción" que siente por el otro con un inmenso amor que todo lo puede. Por ende, el codependiente es incapaz de alejarse por sí mismo de una relación enfermiza, por más insana que ésta sea, y es muy común que lleguen a pensar que más allá de esa persona se acaba el mundo, hasta que reconocen su condición psicológica y el codependiente decide hacer algo para cambiar la manera en que vive y así, terminar con la codependencia o no volver a generar su codependencia en otras personas o en futuras relaciones.La codependencia consiste en estar total o casi totalmente centrados en una persona, un lugar o en algo fuera de nosotros mismos. La codependencia se caracteriza por una negación inconsciente de nuestras emociones. La negación es una respuesta humana natural a situaciones a las que no podemos hacer frente o que no podemos permitirnos sentir. Se origina en la niñez, dentro de un ambiente familiar no sano. Es nuestra forma de protegernos. Es un proceso inconsciente necesario para la supervivencia en determinadas circunstancias.
Un codependiente debe superar esta enfermedad psicológica para poder ser libre de elegir con quien relacionarse y, más aún, poner límites.
Tales conductas, que bien pueden aminorar el conflicto y facilitar las tensiones dentro de la familia en el corto plazo, son contraproducentes a largo plazo, dado que, en este caso, el codependiente está realmente apoyando (“facilitando”) el comportamiento adictivo de la persona de la cual es codependiente (p. ej esposo alcohólico).
La codependencia también puede ser un conjunto de conductas de inadaptación, compulsión, aprendidas por los miembros de una familia a fin de sobrevivir en una familia que experimenta una gran tensión y pena emocional causada, por ejemplo, por el alcoholismo u otra adicción de un miembro de la familia, abuso sexual o de otro tipo dentro de la familia, o una enfermedad crónica de un familiar, o fuerzas externas a la familia, como la pobreza.
Algunos síntomas de la codependencia son: conducta controladora, desconfianza, perfeccionismo, evitar hablar de los sentimientos, problemas de intimidad, comportamiento protector, hipervigilancia o malestar físico debido a stress. A menudo la codependencia va acompañada por depresión, ya que el codependiente sucumbe ante sentimientos de frustración o tristeza extrema por su incapacidad de realizar cambios en la vida de la otra persona (o personas) y puede llegar también a producir ataques de pánico en quienes lo padecen.
Tipos de T.O.C. (trastorno obsesivocompulsivo)
Dentro del T.O.C. se pueden diferenciar como más comunes:
* Lavadores y limpiadores: son personas a las que carcomen obsesiones relacionadas con la contaminación a través de determinados objetos o situaciones.
* Verificadores: son personas que inspeccionan de manera excesiva con el propósito de evitar que ocurra una determinada catástrofe.
* Repetidores: son aquéllos individuos que se empeñan en la ejecución de acciones repetitivas.
* Ordenadores: son personas que exigen que las cosas que les rodean estén dispuestas de acuerdo con determinadas pautas rígidas, incluyendo distribuciones simétricas.
* Acumuladores: coleccionan objetos insignificantes, de los que no pueden desprenderse.
* Ritualizadores mentales: acostumbran a apelar a pensamientos o imágenes repetitivos, llamados compulsiones mentales, con el objeto de contrarrestar su ansiedad provocadora de ideas o imágenes, que constituyen las obsesiones.
* Numerales: buscan sentido a los números que les rodean; sumándolos, restándolos, cambiándolos hasta que les da un número significativo para ellos.
* Filosofales: Con tendencias algo inciertas. Viven en un proceso metafísico del que no pueden desprenderse. Incompatibles con los numerales.
* Atormentados y obsesivos puros: experimentan pensamientos negativos reiterados, que resultan incontrolables y bastante perturbadores. No obstante, a diferencia de quienes sufren los demás tipos de T.O.C., no se entregan a comportamientos reiterativos de tipo físico, sino a procesos reiterativos únicamente mentales.
* Sexuales: pensamientos sexuales recurrentes, abarcan todas las particularidades y conductas sexuales, como: ideas infundadas sobre tener disfunciones sexuales o no ser apetecible.
* Lavadores y limpiadores: son personas a las que carcomen obsesiones relacionadas con la contaminación a través de determinados objetos o situaciones.
* Verificadores: son personas que inspeccionan de manera excesiva con el propósito de evitar que ocurra una determinada catástrofe.
* Repetidores: son aquéllos individuos que se empeñan en la ejecución de acciones repetitivas.
* Ordenadores: son personas que exigen que las cosas que les rodean estén dispuestas de acuerdo con determinadas pautas rígidas, incluyendo distribuciones simétricas.
* Acumuladores: coleccionan objetos insignificantes, de los que no pueden desprenderse.
* Ritualizadores mentales: acostumbran a apelar a pensamientos o imágenes repetitivos, llamados compulsiones mentales, con el objeto de contrarrestar su ansiedad provocadora de ideas o imágenes, que constituyen las obsesiones.
* Numerales: buscan sentido a los números que les rodean; sumándolos, restándolos, cambiándolos hasta que les da un número significativo para ellos.
* Filosofales: Con tendencias algo inciertas. Viven en un proceso metafísico del que no pueden desprenderse. Incompatibles con los numerales.
* Atormentados y obsesivos puros: experimentan pensamientos negativos reiterados, que resultan incontrolables y bastante perturbadores. No obstante, a diferencia de quienes sufren los demás tipos de T.O.C., no se entregan a comportamientos reiterativos de tipo físico, sino a procesos reiterativos únicamente mentales.
* Sexuales: pensamientos sexuales recurrentes, abarcan todas las particularidades y conductas sexuales, como: ideas infundadas sobre tener disfunciones sexuales o no ser apetecible.
Las obsesiones y las compulsiones
* Obsesiones: son ideas, pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes y persistentes que son egodistónicos, es decir, que no son experimentados como producidos voluntariamente, sino más bien como pensamientos que invaden la conciencia y que son vividos como repugnantes o sin sentido. El enfermo realiza intentos para ignorarlos o suprimirlos, a veces sin conseguirlo.
* Compulsiones: son conductas repetitivas y aparentemente finalistas, que se realizan según determinadas reglas de forma estereotipada. La conducta no es un fin en sí misma, sino que está diseñada para producir o evitar algún acontecimiento o situación futura. Sin embargo, o bien la actividad no se halla conectada de forma realista con lo que se pretende impedir o provocar, o bien puede ser claramente excesiva. El acto se realiza con una sensación de compulsión subjetiva junto con un deseo de resistir a la compulsión, por lo menos inicialmente. Por lo general, el individuo reconoce la falta de sentido de la conducta (algo que no siempre ocurre en niños pequeños) y no obtiene placer en llevar a cabo esta actividad, aunque le procure un alivio de su tensión.
En las personas que sufren este tipo de desorden, el pensamiento aparece dominado por una idea intrusiva o secuencia de ideas, que buscan apagar con comportamientos rituales, casi siempre muy caprichosos. Son plenamente conscientes de su trastorno, que es vivido como un malestar y puede estar asociado a un sentimiento de culpa o de vergüenza.
* Las obsesiones y las compulsiones: son una fuente significativa de malestar para el individuo o interfieren en su funcionamiento social.
* No debe confundirse con los desórdenes fóbicos.
* El trastorno obsesivo-compulsivo estadísticamente es igual de frecuente en varones que en mujeres.
* Compulsiones: son conductas repetitivas y aparentemente finalistas, que se realizan según determinadas reglas de forma estereotipada. La conducta no es un fin en sí misma, sino que está diseñada para producir o evitar algún acontecimiento o situación futura. Sin embargo, o bien la actividad no se halla conectada de forma realista con lo que se pretende impedir o provocar, o bien puede ser claramente excesiva. El acto se realiza con una sensación de compulsión subjetiva junto con un deseo de resistir a la compulsión, por lo menos inicialmente. Por lo general, el individuo reconoce la falta de sentido de la conducta (algo que no siempre ocurre en niños pequeños) y no obtiene placer en llevar a cabo esta actividad, aunque le procure un alivio de su tensión.
En las personas que sufren este tipo de desorden, el pensamiento aparece dominado por una idea intrusiva o secuencia de ideas, que buscan apagar con comportamientos rituales, casi siempre muy caprichosos. Son plenamente conscientes de su trastorno, que es vivido como un malestar y puede estar asociado a un sentimiento de culpa o de vergüenza.
* Las obsesiones y las compulsiones: son una fuente significativa de malestar para el individuo o interfieren en su funcionamiento social.
* No debe confundirse con los desórdenes fóbicos.
* El trastorno obsesivo-compulsivo estadísticamente es igual de frecuente en varones que en mujeres.
Fobias
Una fobia es un tipo de trastorno de ansiedad. Es un temor fuerte e irracional de algo que representa poco o ningún peligro real. Existen muchas fobias específicas. La acrofobia es el temor a las alturas. Una persona puede ser capaz de esquiar en las montañas más altas del mundo pero ni poder subir más allá del 5º piso en un ascensor. La agorafobia es el temor a los lugares públicos y la claustrofobia es el temor a los espacios cerrados. Si se siente ansioso y extremadamente consciente de las situaciones sociales cotidianas, usted podría tener una fobia social. Otras fobias comunes incluyen los túneles, conducir en autopistas, el agua, volar, los animales y la sangre.
Las personas con fobias intentan evitar lo que les provoca miedo. Si eso no es posible, pueden experimentar:
* Pánico y miedo
* Taquicardia
* Falta de aire
* Temblores
* Un fuerte deseo de huir
Trastorno afectivo estacional
Se refiere a episodios de depresión que ocurren cada año durante el otoño o el invierno. Los síntomas mejoran en la primavera o el verano.
Causas, incidencia y factores de riesgo
El trastorno puede comenzar en la adolescencia o principios de la adultez y, como cualquier otra forma de depresión, ocurre con más frecuencia en las mujeres que en los hombres.
La mayoría de las personas que padecen "depresión de invierno" o "claustrofobia" no tienen trastorno afectivo estacional (TAE). Las personas que viven en lugares con largas noches de invierno no necesariamente son más propensas a padecer este trastorno.
Se desconoce la causa de este trastorno, pero se cree que está relacionada con muchos factores como:
* La luz ambiental
* La temperatura corporal
* La regulación hormonal
Existe una forma rara que ocurre en el verano.
Síntomas
Los síntomas generalmente se intensifican gradualmente a finales del otoño y en los meses de invierno.
* Depresiones en las tardes con disminución de la energía y la concentración
* Aumento del apetito con aumento de peso (la pérdida de peso es más característica de otras formas de depresión)
* Aumento del sueño y somnolencia diurna excesiva (los problemas para dormir son más característicos de otras formas de depresión)
* Falta de energía y pérdida de interés en el trabajo y otras actividades
* Movimientos lentos, perezosos, letárgicos
* Aislamiento social
* Tristeza e irritabilidad
Causas, incidencia y factores de riesgo
El trastorno puede comenzar en la adolescencia o principios de la adultez y, como cualquier otra forma de depresión, ocurre con más frecuencia en las mujeres que en los hombres.
La mayoría de las personas que padecen "depresión de invierno" o "claustrofobia" no tienen trastorno afectivo estacional (TAE). Las personas que viven en lugares con largas noches de invierno no necesariamente son más propensas a padecer este trastorno.
Se desconoce la causa de este trastorno, pero se cree que está relacionada con muchos factores como:
* La luz ambiental
* La temperatura corporal
* La regulación hormonal
Existe una forma rara que ocurre en el verano.
Síntomas
Los síntomas generalmente se intensifican gradualmente a finales del otoño y en los meses de invierno.
* Depresiones en las tardes con disminución de la energía y la concentración
* Aumento del apetito con aumento de peso (la pérdida de peso es más característica de otras formas de depresión)
* Aumento del sueño y somnolencia diurna excesiva (los problemas para dormir son más característicos de otras formas de depresión)
* Falta de energía y pérdida de interés en el trabajo y otras actividades
* Movimientos lentos, perezosos, letárgicos
* Aislamiento social
* Tristeza e irritabilidad
Trastorno de hiperactividad con déficit de atención (THDA)
Es un problema de falta de atención, exceso de actividad, impulsividad o una combinación de estos. Para diagnosticar estos problemas como trastorno de hiperactividad con déficit de atención (THDA), deben estar por fuera del rango normal para la edad y desarrollo del niño.
Causas, incidencia y factores de riesgo
Los estudios imagenológicos sugieren que los cerebros de los niños con trastorno de hiperactividad con déficit de atención (THDA) son diferentes de los cerebros de otros niños. Estos niños manejan neurotransmisores (incluyendo dopamina, serotonina y adrenalina) en forma diferente a como lo hacen sus compañeros.
El THDA puede ser hereditario, pero no está claro qué lo causa. Cualquiera que sea su causa, parece iniciarse muy temprano en la vida a medida que el cerebro se está desarrollando.
La depresión, la falta del sueño, las dificultades de aprendizaje, los trastornos de tics y los problemas de comportamiento se pueden confundir con o aparecer junto con el THDA. Cada niño sospechoso de padecer este trastorno debe tener una evaluación cuidadosa para determinar lo que está contribuyendo a sus comportamientos que están causando preocupación.
El THDA es el trastorno de la conducta de la niñez más comúnmente diagnosticado y afecta a aproximadamente de 3 a 5% de los niños en edad escolar. Este trastorno se diagnostica mucho más frecuentemente en niños que en niñas.
La mayoría de los niños con THDA tienen al menos otro problema de desarrollo o de comportamiento. Igualmente pueden tener otro problema psiquiátrico, como depresión o trastorno bipolar.
Síntomas
Los síntomas de THDA se dividen en falta de atención e hiperactividad e impulsividad.
Algunos niños con THDA tienen principalmente el tipo de trastorno de falta de atención, algunos el tipo hiperactivo-impulsivo y algunos otros el tipo combinado. Aquellos niños con el tipo de trastorno de falta de atención son menos perturbadores y es más probable que no se les diagnostique el THDA.
Síntomas de falta de atención:
1. No logra prestar atención cuidadosa a los detalles o comete errores por descuido en el trabajo escolar.
2. Tiene dificultad para mantener la atención en tareas o juegos.
3. Parece no escuchar cuando se le habla directamente.
4. No sigue instrucciones y no logra terminar el trabajo escolar, los deberes u obligaciones en el lugar de trabajo.
5. Tiene dificultad para organizar sus tareas y actividades.
6. Evita o le disgusta comprometerse en tareas que requieran esfuerzo mental continuo (como las tareas escolares).
7. Con frecuencia pierde juguetes, tareas escolares, lápices, libros o herramientas necesarias para las tareas o actividades.
8. Se distrae fácilmente.
9. Se muestra a menudo olvidadizo en las actividades diarias
Síntomas de hiperactividad:
1. Juega con las manos o los pies o se retuerce en su asiento.
2. Abandona su asiento cuando lo que se espera es que se quede sentado.
3. Corre y trepa excesivamente en situaciones inapropiadas.
4. Tiene dificultad para jugar en forma silenciosa.
5. A menudo habla excesivamente, está "en movimiento" o actúa como si fuera "impulsado por un motor".
Síntomas de impulsividad:
1. Emite respuestas antes de que termine de escuchar la pregunta.
2. Tiene dificultades para esperar su turno.
3. Se entromete o interrumpe a los demás (irrumpe en conversaciones o juegos)
Causas, incidencia y factores de riesgo
Los estudios imagenológicos sugieren que los cerebros de los niños con trastorno de hiperactividad con déficit de atención (THDA) son diferentes de los cerebros de otros niños. Estos niños manejan neurotransmisores (incluyendo dopamina, serotonina y adrenalina) en forma diferente a como lo hacen sus compañeros.
El THDA puede ser hereditario, pero no está claro qué lo causa. Cualquiera que sea su causa, parece iniciarse muy temprano en la vida a medida que el cerebro se está desarrollando.
La depresión, la falta del sueño, las dificultades de aprendizaje, los trastornos de tics y los problemas de comportamiento se pueden confundir con o aparecer junto con el THDA. Cada niño sospechoso de padecer este trastorno debe tener una evaluación cuidadosa para determinar lo que está contribuyendo a sus comportamientos que están causando preocupación.
El THDA es el trastorno de la conducta de la niñez más comúnmente diagnosticado y afecta a aproximadamente de 3 a 5% de los niños en edad escolar. Este trastorno se diagnostica mucho más frecuentemente en niños que en niñas.
La mayoría de los niños con THDA tienen al menos otro problema de desarrollo o de comportamiento. Igualmente pueden tener otro problema psiquiátrico, como depresión o trastorno bipolar.
Síntomas
Los síntomas de THDA se dividen en falta de atención e hiperactividad e impulsividad.
Algunos niños con THDA tienen principalmente el tipo de trastorno de falta de atención, algunos el tipo hiperactivo-impulsivo y algunos otros el tipo combinado. Aquellos niños con el tipo de trastorno de falta de atención son menos perturbadores y es más probable que no se les diagnostique el THDA.
Síntomas de falta de atención:
1. No logra prestar atención cuidadosa a los detalles o comete errores por descuido en el trabajo escolar.
2. Tiene dificultad para mantener la atención en tareas o juegos.
3. Parece no escuchar cuando se le habla directamente.
4. No sigue instrucciones y no logra terminar el trabajo escolar, los deberes u obligaciones en el lugar de trabajo.
5. Tiene dificultad para organizar sus tareas y actividades.
6. Evita o le disgusta comprometerse en tareas que requieran esfuerzo mental continuo (como las tareas escolares).
7. Con frecuencia pierde juguetes, tareas escolares, lápices, libros o herramientas necesarias para las tareas o actividades.
8. Se distrae fácilmente.
9. Se muestra a menudo olvidadizo en las actividades diarias
Síntomas de hiperactividad:
1. Juega con las manos o los pies o se retuerce en su asiento.
2. Abandona su asiento cuando lo que se espera es que se quede sentado.
3. Corre y trepa excesivamente en situaciones inapropiadas.
4. Tiene dificultad para jugar en forma silenciosa.
5. A menudo habla excesivamente, está "en movimiento" o actúa como si fuera "impulsado por un motor".
Síntomas de impulsividad:
1. Emite respuestas antes de que termine de escuchar la pregunta.
2. Tiene dificultades para esperar su turno.
3. Se entromete o interrumpe a los demás (irrumpe en conversaciones o juegos)
Trastorno de pánico con agorafobia
Es un trastorno de ansiedad caracterizado por ataques repetitivos e inesperados de miedo y ansiedad intensos, al igual que miedo a estar en lugares en donde podría ser difícil escapar o donde no se podría disponer de ayuda en caso de un ataque de pánico.
Causas, incidencia y factores de riesgo
Se desconoce la causa exacta de los trastornos de pánico, pero tiene que ver con muchos factores diferentes. Un trastorno de pánico puede ocurrir con o sin agorafobia, pero esta última se desarrolla en más de un tercio de los casos.
La agorafobia puede ser un comportamiento aprendido, porque implica un miedo a experimentar ataques de pánico en escenarios desprotegidos. Algunas veces, los ataques de pánico se presentan en áreas donde éstos han ocurrido anteriormente.
El trastorno de pánico puede darse en niños, pero generalmente comienza alrededor de los 25 años. Puede afectar igualmente a personas adultas de mediana edad y de edad avanzada. Los estudios han mostrado que las mujeres probablemente resultan 2 a 3 veces más afectadas que los hombres.
Síntomas
Los ataques de pánico implican períodos cortos de síntomas intensos, como los que se presentan a continuación, que alcanzan su punto máximo dentro de los 10 minutos después de comenzar:
* Molestia o dolor en el pecho
* Asfixia
* Mareo o desmayo
* Miedo a estar fuera de control
* Miedo a morir
* Miedo a "enloquecer"
* Calores o escalofríos
* Náuseas u otro padecimiento abdominal
* Entumecimiento u hormigueo
* Palpitaciones
* Dificultad para respirar
* Sudoración
* Temblor
Los síntomas de la agorafobia abarcan:
* Ansiedad causada por estar en lugares donde el escape puede ser difícil
* Evitar situaciones con gran estrés ansiedad con respecto a tener un ataque de pánico
* Permanecer en el hogar por períodos prolongados
* Miedo a estar solo
* Miedo a perder el control en un lugar público
* Sentirse separado o alejado de los demás
* Sentirse desesperanzado y dependiente de los demás
Causas, incidencia y factores de riesgo
Se desconoce la causa exacta de los trastornos de pánico, pero tiene que ver con muchos factores diferentes. Un trastorno de pánico puede ocurrir con o sin agorafobia, pero esta última se desarrolla en más de un tercio de los casos.
La agorafobia puede ser un comportamiento aprendido, porque implica un miedo a experimentar ataques de pánico en escenarios desprotegidos. Algunas veces, los ataques de pánico se presentan en áreas donde éstos han ocurrido anteriormente.
El trastorno de pánico puede darse en niños, pero generalmente comienza alrededor de los 25 años. Puede afectar igualmente a personas adultas de mediana edad y de edad avanzada. Los estudios han mostrado que las mujeres probablemente resultan 2 a 3 veces más afectadas que los hombres.
Síntomas
Los ataques de pánico implican períodos cortos de síntomas intensos, como los que se presentan a continuación, que alcanzan su punto máximo dentro de los 10 minutos después de comenzar:
* Molestia o dolor en el pecho
* Asfixia
* Mareo o desmayo
* Miedo a estar fuera de control
* Miedo a morir
* Miedo a "enloquecer"
* Calores o escalofríos
* Náuseas u otro padecimiento abdominal
* Entumecimiento u hormigueo
* Palpitaciones
* Dificultad para respirar
* Sudoración
* Temblor
Los síntomas de la agorafobia abarcan:
* Ansiedad causada por estar en lugares donde el escape puede ser difícil
* Evitar situaciones con gran estrés ansiedad con respecto a tener un ataque de pánico
* Permanecer en el hogar por períodos prolongados
* Miedo a estar solo
* Miedo a perder el control en un lugar público
* Sentirse separado o alejado de los demás
* Sentirse desesperanzado y dependiente de los demás
Causas del insomnio
El insomnio puede venir provocado por muchas causas diferentes:
Situaciones de estrés temporal, debido a problemas o preocupaciones laborales, familiares, económicas, etc.
Las condiciones del hábitat en el que se descansa.
Hábitos irregulares del sueño, así como cambios frecuentes de horarios a la hora de irse a dormir o de levantarse.
Malos hábitos alimenticios: cenas copiosas, hambre...
Consumo de sustancias como té, café, alcohol, bebidas con cola, tabaco y otras drogas.
Tras intervenciones quirúrgicas, y las patologías orgánicas que vienen acompañadas de dolor pueden ser causantes de muchos insomnios.
Deprivación alcohólica o a otras sustancias depresoras.
Efecto secundario de medicamentos.
Insomnio primario
El síntoma predominante es la dificultad para iniciar o mantener el sueño, o no tener un sueño reparador, durante al menos un mes.
La alteración del sueño (o la fatiga diurna asociada) provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
La alteración del sueño no aparece exclusivamente en el transcurso de la narcolepsia, el trastorno de sueño relacionado con la respiración, el trastorno del ritmo circadiano o una parasomnia.
La alteración no aparece exclusivamente en el transcurso de otro trastorno mental (por ejemplo, trastorno depresivo mayor, trastorno de ansiedad generalizada, delirium).
La alteración no es debida a los efectos fisiológicos de una sustancia (por ejemplo, drogas, fármacos) o de una enfermedad médica.
Agorafobia
Originalmente el concepto de Agorafobia hacía referencia al miedo intenso a los espacios abiertos (del Griego, Agora: Plaza Pública donde los antiguos griegos se reunían a dialogar y a debatir). En la actualidad este término incluye además la presencia de alguno de los siguientes síntomas:
* Miedo a salir solo/a del hogar o a alejarse del mismo.
* Miedo a situaciones o lugares en donde escapar pueda resultar dificultoso o avergonzante. Por ejemplo un estadio de fútbol o un cine repleto donde la salida se encuentre obstruida o exista dificultad para "huir" en forma inmediata.
* Miedo a lugares o situaciones que, en el caso de padecer una Crisis de Pánico, no pueda disponerse de ayuda inmediata
* Miedo a viajar en tren, aviones, automóviles o autobuses. En este caso el temor suele ser proporcional a la distancia que se encuentra del hogar o del lugar donde la persona se sienta segura. Cuanto más lejos del "hogar" más miedo o angustia.
* Miedo a cruzar la calle.
* Miedo a encontrarse en medio de multitudes o embotellamientos de tránsito en donde la vuelta a un lugar "seguro" (generalmente el hogar) sea dificultosa de realizar en forma inmediata.
Las situaciones que provocan agorafobia tienden a evitarse (por ejemplo: viajar o estar solo/a fuera de casa) o en el caso de realizarse provocan un gran malestar (angustia, ansiedad o miedo) y se hace indispensable la presencia de un ser conocido que brinde seguridad para soportarlas.
Este trastorno, en grado severo, es sumamente incapacitante y dificulta el normal desempeño de las tareas habituales ya sean laborales, familiares o sociales. Por ejemplo: incapacidad para asistir al trabajo o realizarlo con gran esfuerzo acompañado/a por una persona que dé seguridad. En las mujeres es frecuente que no puedan ir a realizar las compras diarias sin la compañía de alguien. En las formas muy severas de Agorafobia suele haber una incapacidad absoluta de salir del hogar e incluso de permanecer en el mismo sin el acompañamiento de seres queridos que le brinden seguridad.
Es importante recalcar que aproximadamente el 90% de los pacientes que sufren de Agorafobia sufren también, de Trastorno de pánico. Se cree que esto es debido a que el pánico es el desencadenante de la agorafobia en la mayor parte de los casos, ya que lo que se experimenta es un gran temor a padecer una Crisis de Pánico fuera de casa, sin compañía o en un lugar o situación en la cual el acceso a "ayuda" esté dificultado o bloqueado. El concepto de "ayuda" es muy variado pero en general hace referencia a volver al hogar, al automóvil o encontrarse con personas con las cuales se sienten protegidas y seguras.
Distimia o Depresión Menor
Los criterios de diagnóstico de Distimia son los que a continuación se detallan:
A. Estado de ánimo crónicamente depresivo la mayor parte del día de la mayoría de los días, manifestado por el sujeto u observado por los demás, durante al menos 2 años. Nota: En los niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable y la duración debe ser de al menos 1 año.
B. Presencia, mientras está deprimido, de dos (o más) de los siguientes síntomas:
1. Pérdida o aumento de apetito
2. Insomnio o hipersomnia
3. Falta de energía o fatiga
4. Baja autoestima
5. Dificultades para concentrarse o para tomar decisiones
6. Sentimientos de desesperanza
C. Durante el período de 2 años (1 año en niños y adolescentes) de la alteración, el sujeto no ha estado sin síntomas de los Criterios A y B durante más de 2 meses seguidos.
D. No ha habido ningún episodio depresivo mayor durante los primeros 2 años de la alteración (1 año para niños y adolescentes); por ejemplo, la alteración no se explica mejor por la presencia de un trastorno depresivo mayor crónico o un trastorno depresivo mayor, en remisión parcial.
Nota: Antes de la aparición del episodio distímico pudo haber un episodio depresivo mayor previo que ha remitido totalmente (ningún signo o síntoma significativos durante 2 meses). Además, tras los primeros 2 años (1 año en niños y adolescentes) de trastorno distímico, puede haber episodios de trastorno depresivo mayor superpuestos, en cuyo caso cabe realizar ambos diagnósticos si se cumplen los criterios para un episodio depresivo mayor.
E. Nunca ha habido un episodio maníaco, un episodio mixto o un episodio hipomaníaco y nunca se han cumplido los criterios para el trastorno ciclotímíco.
F. La alteración no aparece exclusivamente en el transcurso de un trastorno psicótico crónico, como son la esquizofrenia o el trastorno delirante.
G. Los síntomas no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) o a enfermedad médica (p. ej., hipotiroidismo).
H. Los síntomas causan un malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
Como vemos, la Distimia presenta síntomas más o menos similares a la Depresión mayor, pero se diferencian entre sí respecto a:
Tipo de evolución: el estado de ánimo depresivo es crónico (no presenta intervalos libres de síntomas o mejorías significativas) y dura por lo menos 2 años.
Severidad de los síntomas: los mismos suelen ser leves o moderados, sin una alteración significativa de las relaciones familiares, sociales y laborales del individuo.
Tratamiento:
El tratamiento de la Distimia (o Neurosis Depresiva) es fundamentalmente psicoterapéutico. Aunque cuando el Trastorno Distímico dificulta la vida de relación del individuo (con los familiares y amigos) o el rendimiento laboral o académico, los fármacos antidepresivos pueden llegar a ser de gran ayuda para que el individuo recupere a corto plazo un nivel de bienestar que no lo discapacite para desempeñarse en su vida afectiva, social y laboral.
Síntomas dependientes de la edad y el sexo:
En los niños el trastorno distímico parece presentarse por igual en ambos sexos y provoca frecuentemente un deterioro del rendimiento escolar y de la interacción social. En general, los niños y adolescentes con un trastorno distímico están irritables e inestables, además de tristes. Tienen una baja autoestima y escasas habilidades sociales, y son pesimistas. En los adultos las mujeres son dos o tres veces más propensas que los varones a presentar un trastorno distímico.
Prevalencia:
La prevalencia-vida del trastorno distímico (con o sin un trastorno depresivo mayor superpuesto) es aproximadamente del 6%. La prevalencia puntual del trastorno distímico es aproximadamente del 3%.
Curso:
Frecuentemente, el trastorno distímico tiene un inicio temprano e insidioso (p.ej., en la niñez, adolescencia o al principio de la edad adulta), así como un curso crónico. Habitualmente, en el marco clínico, los sujetos con trastorno distímico presentan un trastorno depresivo mayor superpuesto, que suele ser la razón por la que buscan tratamiento. Si el trastorno distímico precede al inicio del trastorno depresivo mayor, es menos probable que se produzca una recuperación completa espontánea entre los episodios depresivos mayores y hay más probabilidades de presentar más episodios posteriores.
Patrón familiar:
El trastorno distímico es más frecuente entre los familiares biológicos de primer grado de las personas con trastorno depresivo mayor que entre la población general.
Referencias Bibliográficas
- Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, 4° edition (DSM-IV TR). American Psychiatric Association. American Psychiatric Press, 2000.
- Kaplan and Sadock's Synopsis of Psychiatry, 10° edition. Lippincott Williams & Wilkins Press, 2007.
A. Estado de ánimo crónicamente depresivo la mayor parte del día de la mayoría de los días, manifestado por el sujeto u observado por los demás, durante al menos 2 años. Nota: En los niños y adolescentes el estado de ánimo puede ser irritable y la duración debe ser de al menos 1 año.
B. Presencia, mientras está deprimido, de dos (o más) de los siguientes síntomas:
1. Pérdida o aumento de apetito
2. Insomnio o hipersomnia
3. Falta de energía o fatiga
4. Baja autoestima
5. Dificultades para concentrarse o para tomar decisiones
6. Sentimientos de desesperanza
C. Durante el período de 2 años (1 año en niños y adolescentes) de la alteración, el sujeto no ha estado sin síntomas de los Criterios A y B durante más de 2 meses seguidos.
D. No ha habido ningún episodio depresivo mayor durante los primeros 2 años de la alteración (1 año para niños y adolescentes); por ejemplo, la alteración no se explica mejor por la presencia de un trastorno depresivo mayor crónico o un trastorno depresivo mayor, en remisión parcial.
Nota: Antes de la aparición del episodio distímico pudo haber un episodio depresivo mayor previo que ha remitido totalmente (ningún signo o síntoma significativos durante 2 meses). Además, tras los primeros 2 años (1 año en niños y adolescentes) de trastorno distímico, puede haber episodios de trastorno depresivo mayor superpuestos, en cuyo caso cabe realizar ambos diagnósticos si se cumplen los criterios para un episodio depresivo mayor.
E. Nunca ha habido un episodio maníaco, un episodio mixto o un episodio hipomaníaco y nunca se han cumplido los criterios para el trastorno ciclotímíco.
F. La alteración no aparece exclusivamente en el transcurso de un trastorno psicótico crónico, como son la esquizofrenia o el trastorno delirante.
G. Los síntomas no son debidos a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) o a enfermedad médica (p. ej., hipotiroidismo).
H. Los síntomas causan un malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.
Como vemos, la Distimia presenta síntomas más o menos similares a la Depresión mayor, pero se diferencian entre sí respecto a:
Tipo de evolución: el estado de ánimo depresivo es crónico (no presenta intervalos libres de síntomas o mejorías significativas) y dura por lo menos 2 años.
Severidad de los síntomas: los mismos suelen ser leves o moderados, sin una alteración significativa de las relaciones familiares, sociales y laborales del individuo.
Tratamiento:
El tratamiento de la Distimia (o Neurosis Depresiva) es fundamentalmente psicoterapéutico. Aunque cuando el Trastorno Distímico dificulta la vida de relación del individuo (con los familiares y amigos) o el rendimiento laboral o académico, los fármacos antidepresivos pueden llegar a ser de gran ayuda para que el individuo recupere a corto plazo un nivel de bienestar que no lo discapacite para desempeñarse en su vida afectiva, social y laboral.
Síntomas dependientes de la edad y el sexo:
En los niños el trastorno distímico parece presentarse por igual en ambos sexos y provoca frecuentemente un deterioro del rendimiento escolar y de la interacción social. En general, los niños y adolescentes con un trastorno distímico están irritables e inestables, además de tristes. Tienen una baja autoestima y escasas habilidades sociales, y son pesimistas. En los adultos las mujeres son dos o tres veces más propensas que los varones a presentar un trastorno distímico.
Prevalencia:
La prevalencia-vida del trastorno distímico (con o sin un trastorno depresivo mayor superpuesto) es aproximadamente del 6%. La prevalencia puntual del trastorno distímico es aproximadamente del 3%.
Curso:
Frecuentemente, el trastorno distímico tiene un inicio temprano e insidioso (p.ej., en la niñez, adolescencia o al principio de la edad adulta), así como un curso crónico. Habitualmente, en el marco clínico, los sujetos con trastorno distímico presentan un trastorno depresivo mayor superpuesto, que suele ser la razón por la que buscan tratamiento. Si el trastorno distímico precede al inicio del trastorno depresivo mayor, es menos probable que se produzca una recuperación completa espontánea entre los episodios depresivos mayores y hay más probabilidades de presentar más episodios posteriores.
Patrón familiar:
El trastorno distímico es más frecuente entre los familiares biológicos de primer grado de las personas con trastorno depresivo mayor que entre la población general.
Referencias Bibliográficas
- Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, 4° edition (DSM-IV TR). American Psychiatric Association. American Psychiatric Press, 2000.
- Kaplan and Sadock's Synopsis of Psychiatry, 10° edition. Lippincott Williams & Wilkins Press, 2007.
Trastorno Depresivo Mayor o Depresión Mayor
Se caracteriza por la presencia de uno o más Episodios Depresivos Mayores. El Episodio Depresivo Mayor abarca 5 o más de los siguientes síntomas:
*
Estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi todos los días según lo indica el sujeto (por ej. se siente triste o vacío) o la observación realizada por otros (por ej. llanto).
*
Disminución importante del interés o de la capacidad para el placer (disfrutar la vida) en todas o casi todas las actividades
*
Pérdida importante de peso (sin haber hecho régimen) o aumento significativo de peso (por ej. un cambio de más del 5% del peso corporal en un mes), o disminución o aumento del apetito casi cada día.
*
Insomnio o hipersomnia (sueño durante el día).
*
Agitación o enlentecimiento psicomotores.
*
Fatiga o pérdida de la energía.
*
Sentimientos de inutilidad o de culpa excesivos o inapropiados (no simplemente los autorreproches o culpabilidad por el hecho de estar enfermo).
*
Disminución de la autoestima y de la confianza en si mismo.
*
Disminución de la capacidad para pensar, tomar decisiones o concentrarse.
*
Visión pesimista, poco promisoria o "negra" del futuro.
*
Pensamientos recurrentes de muerte (no sólo temor a la muerte), ideación suicida recurrente sin un plan específico o una tentativa de suicidio o un plan específico para suicidarse.
Estos síntomas persisten por lo menos dos semanas y producen un malestar muy significativo que altera la vida familiar, social, laboral y de otras áreas importantes de la actividad de la persona. Cuando estos episodios depresivos mayores se repiten (Depresión Mayor Recurrente) suele haber por lo menos un intervalo libre síntomas, de dos meses, entre uno y otro.
En la forma Melancólica de la depresión mayor se incluyen como síntomas típicos:
*
Falta de reactividad a los estímulos habitualmente placenteros (no se siente mejor, ni siquiera temporalmente, cuando sucede algo bueno).
*
Una cualidad distinta del estado de ánimo depresivo (por ej. la depresión se experimenta en forma diferente al tipo de sentimiento que acompaña a la muerte de un ser querido).
*
La depresión es habitualmente mayor a la mañana, mejorando el estado de ánimo al anochecer.
*
Despertar precoz (por ej. 2 horas antes de lo habitual) que suele estar acompañado de angustia.
Etiquetas:
Trastorno Depresivo Mayor o Depresión Mayor
Trastornos de Ansiedad Secundarios
*
Ansiedad debida a sustancias
*
Ansiedad debida a condición o enfermedad médica
*
Ansiedad secundaria a otro Trastorno Mental
*
Trastorno adaptativo con estado de ánimo ansioso
Los síntomas son similares a los del Trastorno de Ansiedad Generalizada y en algunos casos a los del Trastorno de Pánico.
Ansiedad debida a sustancias
Las causas más comunes son:
*
Ingesta excesiva de cafeína
*
Drogas de Adicción: cocaína, éxtasis, anfetaminas, marihuana, LSD
*
Abstinencia al alcohol o a benzodiazepinas (ansiolíticos)
*
Medicamentos: pseudoefedrina, fenilefrina, etilefrina, fenilpropanolamina, norepinefrina, salbutamol
Ansiedad debida a condición o enfermedad médica
Las causas más comunes son:
*
Hipertiroidismo (hiperfunción tiroidea)
*
Hiperfunción suprarrenal
*
Hipoglucemia
*
Feocromocitoma
*
Prolapso de la válvula mitral
Ansiedad secundaria a otro Trastorno Mental
*
Trastorno de pánico (por ej. ansiedad o miedo a padecer una nueva Crisis de pánico)
*
Trastorno obsesivo-compulsivo (por ej. ansiedad ante la posibilidad de ensuciarse o contaminarse)
*
Fobias (por ej. ansiedad a pasarlo mal en público)
*
Anorexia nerviosa (por ej. ansiedad provocada por el temor a engordar)
*
Un punto especial a destacar la frecuente asociación de síntomas de ansiedad en pacientes que sufren de Trastornos Depresivos.
Trastorno adaptativo con estado de ánimo ansioso
En los tiempos en que nos toca vivir la ansiedad es un síntoma psíquico muy frecuente relacionado con el tipo de vida que llevamos, nuestras relaciones familiares (problemas con la pareja o los hijos), a nivel académico (problemas en la escuela o universidad) o laboral (falta de empleo, remuneración insuficiente, problemas con el jefe) y otros.
Referencias Bibliográficas
- Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, 4° edition Text Revised (DSM-IV TR). American Psychiatric Association, 2000.
- Kaplan and Sadock's Synopsis of Psychiatry, 10° edition. Lippincott Williams & Wilkins Press, 2007
Ansiedad debida a sustancias
*
Ansiedad debida a condición o enfermedad médica
*
Ansiedad secundaria a otro Trastorno Mental
*
Trastorno adaptativo con estado de ánimo ansioso
Los síntomas son similares a los del Trastorno de Ansiedad Generalizada y en algunos casos a los del Trastorno de Pánico.
Ansiedad debida a sustancias
Las causas más comunes son:
*
Ingesta excesiva de cafeína
*
Drogas de Adicción: cocaína, éxtasis, anfetaminas, marihuana, LSD
*
Abstinencia al alcohol o a benzodiazepinas (ansiolíticos)
*
Medicamentos: pseudoefedrina, fenilefrina, etilefrina, fenilpropanolamina, norepinefrina, salbutamol
Ansiedad debida a condición o enfermedad médica
Las causas más comunes son:
*
Hipertiroidismo (hiperfunción tiroidea)
*
Hiperfunción suprarrenal
*
Hipoglucemia
*
Feocromocitoma
*
Prolapso de la válvula mitral
Ansiedad secundaria a otro Trastorno Mental
*
Trastorno de pánico (por ej. ansiedad o miedo a padecer una nueva Crisis de pánico)
*
Trastorno obsesivo-compulsivo (por ej. ansiedad ante la posibilidad de ensuciarse o contaminarse)
*
Fobias (por ej. ansiedad a pasarlo mal en público)
*
Anorexia nerviosa (por ej. ansiedad provocada por el temor a engordar)
*
Un punto especial a destacar la frecuente asociación de síntomas de ansiedad en pacientes que sufren de Trastornos Depresivos.
Trastorno adaptativo con estado de ánimo ansioso
En los tiempos en que nos toca vivir la ansiedad es un síntoma psíquico muy frecuente relacionado con el tipo de vida que llevamos, nuestras relaciones familiares (problemas con la pareja o los hijos), a nivel académico (problemas en la escuela o universidad) o laboral (falta de empleo, remuneración insuficiente, problemas con el jefe) y otros.
Referencias Bibliográficas
- Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, 4° edition Text Revised (DSM-IV TR). American Psychiatric Association, 2000.
- Kaplan and Sadock's Synopsis of Psychiatry, 10° edition. Lippincott Williams & Wilkins Press, 2007
Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG)
l síntoma fundamental es la ansiedad, que es persistente en el tiempo (dura más de 6 meses) y generalizada, sobre una amplia gama de acontecimientos o actividades (como el rendimiento laboral o escolar), no estando restringida a una situación en particular como en las fobias ni presentándose exclusivamente en forma de crisis, como en el caso de las Crisis de Pánico. El estado de ansiedad es casi permanente, oscilando levemente durante el transcurso del día y afectando la calidad del sueño.
La ansiedad esta asociada muy frecuentemente a preocupaciones excesivas (llamada expectación aprensiva). Por ejemplo: miedo a que algún familiar cercano o la misma persona que sufre este trastorno puedan tener un accidente, enfermarse o morir. A la persona le resulta difícil controlar este estado de constante preocupación.
La ansiedad y preocupación se asocian a 3 o más de los siguientes síntomas:
*
Nerviosismo, inquietud o impaciencia
*
Fatigabilidad (cansancio) fácil
*
Dificultad para concentrarse o poner la mente en blanco
*
Irritabilidad
*
Tensión muscular, temblor, cefalea (dolor de cabeza), movimiento de las piernas e incapacidad para relajarse
*
Alteraciones del sueño: dificultad para conciliar, mantener el sueño o sensación al despertarse de no haber descansado bien (sueño no reparador)
*
Sudoración, palpitaciones o taquicardia, problemas gastrointestinales, sequedad de boca, mareos, hiperventilación (aumento del número de respiraciones por minuto)
La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos provocan un malestar significativo o deterioro en las relaciones familiares, sociales, laborales o de otras áreas importantes de la actividad de la persona.
Los síntomas de ansiedad en el Trastorno de Ansiedad Generalizada son constantes a diferencia de lo que ocurre en el Trastorno de Pánico donde la ansiedad-pánico aparece en forma paroxística tomando la forma de una Crisis de Pánico. La Crisis de Pánico no suele durar más de 30 minutos pero deja a quien la padece con mucho temor a presentar una nueva crisis. Este "miedo al miedo" se lo denomina "Ansiedad Anticipatoria" y puede confundírselo con un Trastorno de Ansiedad Generalizada.
Es importante además descartar que los síntomas de ansiedad no sean debidos a la ingesta de algún tipo de sustancia ansiogénica: cafeína, anfetaminas o a una enfermedad médica (hipertiroidismo por ej.). Existen muchas causas que pueden provocar ansiedad en forma secundaria, mayor información al respecto se encuentra disponible en la página Ansiedad Secundaria. Asimismo los Trastornos Depresivos se asocian con mucha frecuencia a ansiedad. Es muy importante realizar un correcto "Diagnóstico Diferencial" para poder arribar a un diagnóstico acertado de lo que le ocurre a quien se encuentra padeciendo un cuadro de ansiedad. La principal causa de fracaso terapéutico es la falta de diagnóstico o un diagnóstico errado.
El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) es mucho más de lo que una persona normal con ansiedad experimenta en su vida diaria. Son preocupación y tensión crónicas aún cuando nada parece provocarlas. El padecer este trastorno significa anticipar siempre un desastre, frecuentemente preocupándose excesivamente por la salud, el dinero, la familia o el trabajo. Sin embargo, a veces, la raíz de la preocupación es difícil de localizar. El simple hecho de pensar en afrontar el día puede provocar ansiedad.
La ansiedad esta asociada muy frecuentemente a preocupaciones excesivas (llamada expectación aprensiva). Por ejemplo: miedo a que algún familiar cercano o la misma persona que sufre este trastorno puedan tener un accidente, enfermarse o morir. A la persona le resulta difícil controlar este estado de constante preocupación.
La ansiedad y preocupación se asocian a 3 o más de los siguientes síntomas:
*
Nerviosismo, inquietud o impaciencia
*
Fatigabilidad (cansancio) fácil
*
Dificultad para concentrarse o poner la mente en blanco
*
Irritabilidad
*
Tensión muscular, temblor, cefalea (dolor de cabeza), movimiento de las piernas e incapacidad para relajarse
*
Alteraciones del sueño: dificultad para conciliar, mantener el sueño o sensación al despertarse de no haber descansado bien (sueño no reparador)
*
Sudoración, palpitaciones o taquicardia, problemas gastrointestinales, sequedad de boca, mareos, hiperventilación (aumento del número de respiraciones por minuto)
La ansiedad, la preocupación o los síntomas físicos provocan un malestar significativo o deterioro en las relaciones familiares, sociales, laborales o de otras áreas importantes de la actividad de la persona.
Los síntomas de ansiedad en el Trastorno de Ansiedad Generalizada son constantes a diferencia de lo que ocurre en el Trastorno de Pánico donde la ansiedad-pánico aparece en forma paroxística tomando la forma de una Crisis de Pánico. La Crisis de Pánico no suele durar más de 30 minutos pero deja a quien la padece con mucho temor a presentar una nueva crisis. Este "miedo al miedo" se lo denomina "Ansiedad Anticipatoria" y puede confundírselo con un Trastorno de Ansiedad Generalizada.
Es importante además descartar que los síntomas de ansiedad no sean debidos a la ingesta de algún tipo de sustancia ansiogénica: cafeína, anfetaminas o a una enfermedad médica (hipertiroidismo por ej.). Existen muchas causas que pueden provocar ansiedad en forma secundaria, mayor información al respecto se encuentra disponible en la página Ansiedad Secundaria. Asimismo los Trastornos Depresivos se asocian con mucha frecuencia a ansiedad. Es muy importante realizar un correcto "Diagnóstico Diferencial" para poder arribar a un diagnóstico acertado de lo que le ocurre a quien se encuentra padeciendo un cuadro de ansiedad. La principal causa de fracaso terapéutico es la falta de diagnóstico o un diagnóstico errado.
El Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) es mucho más de lo que una persona normal con ansiedad experimenta en su vida diaria. Son preocupación y tensión crónicas aún cuando nada parece provocarlas. El padecer este trastorno significa anticipar siempre un desastre, frecuentemente preocupándose excesivamente por la salud, el dinero, la familia o el trabajo. Sin embargo, a veces, la raíz de la preocupación es difícil de localizar. El simple hecho de pensar en afrontar el día puede provocar ansiedad.
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